Hacer videojuegos – Tú también puedes

(Artículo publicado originalmente en Niubie y en el blog de 4Geeks)

«Debemos hacer los juegos que deseemos jugar en este mundo.» — Anna Anthropy

Estamos en un momento genial para aprender a hacer cosas con las computadoras. Este momento no está dado por el poder de procesamiento de ellas, o la cantidad de memoria que les permita almacenar datos, aunque han contribuido en buena medida. Se trata de que las mejores herramientas para desarrollar software que puedes usar en este momento son gratuitas, o con muy bajo costo. Y estas herramientas, tras el debido aprendizaje, te permiten expresar lo que habías imaginado en primer lugar.

Durante años la competencia de los fabricantes de las computadoras ha sido apuntada a las máquinas con cada vez mayor musculatura. De tal nivel ha sido la competencia que la diferencia que solía haber entre generaciones se ha disminuido, por lo que el objetivo se ha movido. Ahora la portabilidad en hardware (y en consecuencia la durabilidad de la batería) y la facilidad de uso en software son más demandadas.

Hay mayor diferencia entre Wolfenstein 3D (1993) y Duke Nukem 3D (1995)…
…que entre Soldier of Fortune (2000) y Call of Duty (2006)

Esto ha sido notorio especialmente en los videojuegos, en los que tradicionalmente la musculatura del hardware y las exigencias del software se han dado la mano para subir la barrera de entrada a un nivel muy alto, dejando por fuera a personas y equipos pequeños interesados en hacer videojuegos y que no disponen de los mismos presupuestos que EA o Activision.

Sí, nosotros los gamers hemos disfrutado de excelentes gráficos y sonido envolvente. Pero eso ha venido con un costo. Las exigencias de los jugadores hace que se eleve el costo de producción de estos recursos. A su vez, los elevados presupuestos de los juegos hace que los inversores (léase publishers) sean precavidos con lo que vayan a producir. El resultado es la proliferación de fórmulas preestablecidas, licencias de películas, continuaciones de las continuaciones, en perjuicio de la innovación, de los juegos que aportan algo nuevo, ya sea visualmente o a través de nuevas mecánicas.

Yo creo que por eso en su momento el Wii tomó a todos por sorpresa. Con una configuración mucho menos potente que sus hermanos de generación logró batir récords de venta. Que el Wii luego haya pasado a segundo plano es otra historia (mi Wii desde hace mucho que acumula polvo), y eso ha sido culpa de Nintendo, pero quedó demostrado que existía un mercado de jugadores aún por descubrir.

El factor que le faltó a Nintendo, que otras empresas como Google y Apple supieron aprovechar, fue abrirse al gigantesco ecosistema de desarrolladores dispuestos a experimentar sobre su plataforma. Ofrecer una plataforma abierta para que cualquier desarrollador pueda hacer un programa para tu plataforma significa que personas como tú o como yo podamos aprender el arte y ciencia de hacer juegos sin pasar por las manos de los tradicionales distribuidores. Para desarrollarle a Nintendo tienes que demostrar una sólida trayectoria de desarrollo, y es sólo después de que eres aceptado que te dan el kit de desarrollo y los manuales. Para desarrollar para Android o iOS sólo necesitas tener el mismo dispositivo que todos usan y comenzar a leer los manuales.

Es cierto, un ecosistema de desarrolladores más grande quiere decir que veremos muchísima más basura, pero también significa que veremos los mejores juegos hechos con las restricciones de hardware impuestas por estos dispositivos. Por mi parte, hace tiempo que dejé de jugar con mi Nintendo DS, y me he encontrado más jugando con mi celular.

Las relativas pocas prestaciones (hasta ahora) de los dispositivos Android y iOS han permitido que nuevos desarrolladores logren mucho con poco presupuesto. Para algunos de ustedes puede ser una afirmación atrevida, pero yo creo que los smartphones han cambiado el terreno para las consolas tradicionales de videojuegos. No estoy diciendo que las consolas vayan a desaparecer, ni mucho menos. Pero les pregunto: si fuesen desarrolladores qué preferirían, ¿desarrollar para una plataforma en la que previamente debes demostrar que eres un desarrollador experimentado, para luego obtener un kit de desarrollo especializado? ¿o preferirías desarrollar para una plataforma en la que sólo basta que obtengas el mismo dispositivo de juego para desarrollar?

Una vez establecido que existe la posibilidad de distribuir lo que puedes hacer, queda por preguntarse: ¿qué juego quisieras ver hecho? si tuvieses las herramientas para hacerlo, ¿no sentirías el impulso de al menos descargarlas y jugar con ellas, sólo para ver lo que puedes hacer? Hacer videojuegos va más allá de ilustrar, hacer arte visual, o incluso programar. Programar es sólo un pequeño componente de todo lo que hace falta para poder completar un juego.

Algunos puristas denuncian que un juego no es un juego si fue hecho con un motor. Como si tuvieses que pasar por los dolores de aprender una herramienta como un rito de maduración. Y no es así, no tiene por qué ser así. Si existen herramientas que faciliten lo que tienes en la mente a un juego en concreto, aprovechemos estas herramientas para impulsarnos, y llegar a hacer juegos nunca antes vistos. Después, si lo que has hecho no te satisface, estará el camino de la programación desde cero para acercarte a esa visión.

Hasta entonces, abogo por ver juegos hechos por gente de todas las partes del mundo, de todas las edades, y de todas las áreas del conocimiento.

Les dejo un listado de aplicaciones gratuitas que pueden utilizar para hacer juegos, incluso de calidad profesional:

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