Traducido del extracto del libro «Breaking into The Game Industry» por Ian Schreiber y Brenda Brathwaite. (Via GameCareerGuide)
Pregunta: Muchas de las cosas que aprendo en la escuela parecen que no tienen nada que ver con realmente hacer juegos para ganarse la vida. ¿Qué clases tomaste que te fueron más útiles con el trabajo?
Ian: En otras palabras, quieres saber a qué deberías prestarle atención, y qué clases puedes ignorar o dormir con seguridad. Si sólo estás tomando clases para obtener un papel, o si eres el tipo de persona que trata de hacer el mínimo para pasar, probablemente no te gustará trabajar para la industria de los juegos. Es una industria donde se espera que seas apasionado e ir más allá del mínimo regularmente, así que esta sería una buena oportunidad para considerar un cambio de carrera.
Pero eso no es lo que quieres escuchar. Quieres saber, con tantos temas compitiendo por tu atencion, ¿dónde poner el esfuerzo para que tu tiempo sea utilizado lo más efectivamente posible? Primero, cualquiera que sea tu título, concéntrate en las clases elementales que forman los requisitos mayores (clases de arte para artistas, clases de ciencias de la computación para programadores, y así). Esta es tu competencia primaria, así que quieres ser competente en esto. Eso es obvio.
Segundo, préstale atención a las clases que son relevantes a otros campos del desarrollo de juegos. Si eres un programador, toma clases de arte y diseño y audio y producción si puedes encontrarlas, por ejemplo. Esto te da una apreciación del trabajo que tu compañeros hacen, te deja hablar y hacerte entender a varias líneas departamentales, y te deja hacer tu propio trabajo de una manera que facilita las cosas y las hace más eficientes para el resto de tu equipo.
Tercero, préstale atención a las electivas que parece que no tienen nada que ver con el desarrollo de juegos. A veces son sorprendentemente relevantes si las miras de la manera correcta; una clase en Historia Universal parece inútil hasta que te encuentras trabajando en un juego basado en la historia, por ejemplo, al punto de que esa clase de historia de pronto se vuelve la cosa por la que te contratan. Mientras más cosas pequeñas al azar estén en ti, mejores serán las oportunidades de accidentalmente caer en la posición perfecta.